Fiestas tradicionales de Veracruz.

Se celebran a lo largo de todo el año en Veracruz tierra de cultura, ritmos e historia, en la que nace el mestizaje y de ahí parte su identidad cultural. Las Mujeres y los Hombres del Quinto Sol, antiguos pobladores de los que se heredaron honor, gloria y tradición.

Sin duda alguna la fiesta maxima de los “jarochos” es El carnaval de Veracruz, uno de los más reconocidos en México y en el mundo, al que se le pone como apellido: el más alegre del mundo.

Carnaval de Veracruz

Tradicionalmente, se cuentan 8 días antes del miércoles de ceniza para comenzar el carnaval un martes.

El Carnaval de Veracruz se comenzó a celebrar desde la época de la colonia, aunque en aquel entonces la celebración se apegaba estrictamente a su carácter religioso.
Pero el carnaval veracruzano, como lo conocemos hoy en día, se concibió desde 1925 y desde esos días ha evolucionado y trascendido, adquiriendo nuevas características.

Hoy en día son organizados por un comité que procura obtener fondos para destinarlos a fines benéficos. La fiesta inicia con “La Quema del Mal Humor”, el cual es encarnado por un actor que, a su vez, personifica a alguna figura pública aborrecida.
Así, poco después del medio día se congregan todos los entusiastas participantes para dar caza a este personaje que, con visibles muestras de temor, corre lo más rápido que puede, se escabulle tantas veces como le es posible y se esconde en los lugares más inverosímiles, de manera que el jolgorio desatado por la persecución va ” in crescendo “.

Finalmente, cerca del atardecer, el tropel de perseguidores aprehende al indeseable “Mal Humor”, quien es juzgado chuscamente y quemado sin compasión entre todo un despliegue de detonaciones y pirotecnia que tiñe el cielo con encantadoras luces multicolores, que se fusionan con la profusa iluminación de los alrededores para encender los ánimos de la concurrencia que grita jubilosamente al unísono: “¡¡el carnaval ha comenzado!!”.

Una vez que el “Mal Humor” ha sido ejecutado y se ha declarado el inicio del carnaval, la ciudad se proclama como la más alegre del mundo, por lo que todas las preocupaciones y problemas cotidianos se olvidan por completo y todo el mundo se entrega en cuerpo y alma al regocijo de estar vivo. Salen a relucir antifaces, gorritos y serpentinas, así como la lluvia de confeti sobre el tumulto que llena las calles de Veracruz entre habitantes y visitantes que llegan de todas partes para compartir la alegría del pueblo jarocho, junto con el que bailan a lo largo de sus principales calles, ya sean ritmos de moda, danzones antillanos o el taconeo sobre la tarima de los típicos sones y huapangos, que transportan hasta el puerto el alma de la huasteca o del sotavento.

Durante los días siguientes se realiza el cómputo final para así saber quién salió electa reina del carnaval así como quien fue favorecido para ser el rey de la alegría (antes rey feo).
El viernes por la tarde, su graciosa majestad, la reina de los festejos, hace su recorrido triunfal junto con su corte real en medio de una lluvia de serpentinas y confeti, acompañada por su séquito, los directivos del comité de carnaval y los cadetes de la H. Escuela Naval “Antón Lizardo”. Así llega al teatro, que ha de convertirse en palacio real, en donde el gobernador del estado le ciñe la corona y le hace entrega del cetro; acto seguido, la soberana corona a sus altezas reales.
Al día siguiente la soberana corona al “rey de la alegría”, quien por lo general es un personaje popular de la ciudad que fue elegido desde días atrás. Junto a él se encuentra su corte, integrada por “princesos y lambiscones”, que lucen vestimentas majestuosas, inspiradas en personajes de leyenda.

Después de las coronaciones, la “realeza” desfila por las calles junto a comparsas de disfraces, máscaras, bastoneras y bandas de música, acompañados de los desfiles de carros alegóricos en los que lucen todo tipo de atracciones y diversiones. La procesión avanza con tal despliegue de alegría que es capaz de animar al espíritu más amargado.
El primer gran desfile se lleva a cabo el sábado por la noche y tiene una duración aproximada de 6 horas, durante las cuales las calles se inundan con gente de cualquier condición económica o social; es una fiesta hecha por todos y para todos, sin distinción alguna.